2 de mayo de 2013

9.2 Rastros de huella digital


El mayor rastro que dejamos los jóvenes es, sin duda, en las redes sociales. En ellas, podemos encontrar información de todo tipo:

-Información personal: con un solo click podemos saber dónde vive una persona, dónde y cuándo ha nacido, el nombre de sus familiares, su teléfono móvil, e incluso su dirección.

-Aficiones: a través de fotos y comentarios, sin conocer a una persona, podemos saber a qué dedica su tiempo libre.

-Intereses: dejamos al descubierto nuestra orientación sexual, nuestros gustos musicales y literarios, etc.

-Religión: nuestro estilo de vida está enormemente influido por nuestras creencias religiosas, así a partir de la información que tenemos de una persona podemos saber cuáles son sus valores y principios morales.

Todos estos datos nos permiten configurar un perfil de la persona, además podemos conocer la rutina diaria no solo de nuestros amigos sino de cualquier persona que tenga una cuenta en alguna red social. Por otra parte, nunca sabemos quien nos puede estar espiando para controlar nuestros movimientos con alguna mala intención. Es muy peligrosa la exposición, y se han dado casos de acoso cibernético porque somos muy vulnerables ante esta situación incierta.
Además, no sabemos quienes tienen en su poder todos esos datos que vamos dejando por la red, tanto registrandonos en webs, como navegando por buscadores... tampoco sabemos quién puede llegar a tener todas esas conversaciones que a diario mantenemos con familiares, amigos, pareja...
No nos podemos llegar a imaginar para que podrían utilizar los dosieres que tienen sobre cada uno de nosotros en alguna parte del mundo, porque existir seguro que existen.

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